El
Antiguo Perú
Precerámico Tardío
En la segunda mitad del Arcaico, conocido
como Arcaico Tardío y que se extiende de 3.000 a 1.800 a.C. se caracteriza
principalmente por la aparición la arquitectura monumental con los primeros
centros administrativos-ceremoniales o templos. Aparecen organizaciones más
complejas de tipo presuntamente teocrático. Los ciclos agrícolas, dominados por
sacerdotes astrónomos, debieron dotar a estos de mucho poder.
En Huaca Prieta,
en el valle de Chicama, costa norte en La Libertad, se halló el primer textil
precerámico del Perú y de América, así como mates pirograbados.
Los primeros templos surgen en la costa
central y nor-central; y en la sierra central. Generalmente son pirámides
escalonadas, con plazas circulares hundidas, unas veces adheridas al monumento
y otras desligadas de él. Hacia el final del periodo aparecerán las primeras
construcciones con planta en forma de U.
Los templos o centros
administrativos-ceremoniales relevantes de esta etapa son Kotosh, El Áspero, La Galgada, Bandurria, Punkurí, Sechín Bajo, Cerro Sechín,
El Paraíso, y,
especialmente, Caral.
Hacia el 3200 a. C. surge la civilización Caral en la costa central peruana. Una de
sus ciudades más antiguas, Caral, tenía pirámides de
piedra, plazas ceremoniales y altares en torno a fuego sagrado, diseños
complejos que evidencian un dominio magistral en el uso del espacio. Sus
habitantes tocaban música con flautas de dos bocinas.
Desde entonces, a lo largo del territorio
peruano se sucedieron una serie de tradiciones culturales que originaron
Confederaciones, Reinos e imperios durante casi cuarenta siglos.
Periodo Formativo (1800 a. C. y
200 a. C.)
.
El periodo Formativo se subdivide a la vez en
tres:
·
Formativo Inferior (1800 - 1500 a.C.).
·
Formativo
Medio (1500 - 700 a.C.).
·
Formativo
Superior (700 - 200 a.C.).
Convencionalmente, se fija el inicio del
Formativo con la aparición de la cerámica, evidencias de la cual se han hallado
en los siguientes sitios:
·
Tutishcainyo,
en la selva amazónica (Ucayali), hacia 1900 a 1700 a.C.
·
Fase
Wairajirca de Kotosh,
en la sierra (Huánuco), hacia 1850 a.C.
·
Las Haldas,
en la costa (Áncash), hacia 1800 a.C., y
·
Ancón, en la costa (Lima), en 1600 a.C.
Otros logros significativos de esta época son
el cultivo del maíz, la
construcción de grandes acueductos,
el desarrollo de la textilería y de la orfebrería.
En el aspecto político surgen las jefaturas o señoríos que concentran el poder.
Sin embargo, la principal característica de
este periodo es la aparición de la arquitectura monumental y de gran envergadura. Los
centros ceremoniales suelen abarcar áreas más extensas que las de sus
antecesoras del periodo arcaico. Los planos de sus templos o santuarios suelen tener
la forma de la letra “U” invertida: una construcción central y dos
construcciones en los lados laterales, alrededor de plazas circulares o
rectangulares.
Las mayores expresiones monumentales que
destacaron durante los inicios del Formativo, algunos de los cuales se
mantuvieron vigentes en la siguiente fase, fueron:
·
Huaca La
Florida, situada en el valle del Rímac (Lima).
·
Las Haldas,
cerca de Casma (Áncash), al borde del Océano Pacífico.
·
Pampa de las Llamas-Moxeke, en el valle de
Casma. Lo conforman dos monumentos o pirámides: Moxeke y Huaca A (o Huaca de
las Llamas).
·
Sechín Alto,
en Casma, es un complejo enorme, tal vez el más grande del Formativo, con un
templo piramidal de plataformas superpuestas como monumento principal.
·
Cerro Sechín,
entre los ríos Sechín y Casma, cerca del anterior, célebre por sus monolitos de
sus fachadas, con representaciones en relieve de sacerdotes-guerreros y cuerpos
mutilados (hacia 1500 a.C.).
·
Huacaloma,
situado en la cuenca del Crisnejo (Cajamarca).
En el Formativo Medio,
surge la cultura Cupisnique, en la costa norte, que
lleva a la cerámica andina a sus primeras cimas artísticas. De la misma área de
influencia es el complejo de Caballo Muerto,
en el valle del Moche (La Libertad), siendo su principal
monumento la Huaca de los Reyes. También destacan Punkurí y Cerro Blanco, en el valle
de Nepeña (Áncash).
Empieza a construirse el santuario de Chavín de Huántar, en la sierra de Áncash,
colindando con la ceja de selva (hacia 1200-1000 a.C.). Destacan también los
sitios de la costa central, siendo el más importante Garagay (Lima). En Cajamarca se construye el
canal de Cumbemayo y surgen los centros ceremoniales dePacopampa y Kuntur Wasi.
En la cuenca de Titicaca se desarrolla la Cultura Chiripa.
A partir del 900-800 a.C. se observa en el
mundo andino integraciones religiosas y políticas sin precedentes. Los templos
locales fueron abandonados y se impuso Chavín de Huántar como centro de culto de prestigio
suprarregional. El llamado Templo o Castillo de Chavín se convirtió en centro
de peregrinación de todas las culturas andinas (hacia el 800 a. C.).
Ha dado su nombre a todo un horizonte cultural (Cultura Chavín)
que es bien conocido por sus representaciones artísticas de seres que mezclan
atributos de jaguar, serpiente y ave en forma humanizada, comúnmente conocido
como el “dios felino”. Representaciones de dicho dios y sus variantes se hallan
en diversas esculturas o monolitos chavines: el Lanzón monolítico, la Estela de Raimondi, el Obelisco Tello,
la Estela de Yauya y las Cabezas clavas.
La influencia de dicho santuario fue tan acentuada a tal punto que el cronista español
Vásquez de Espinoza (1630), dos milenios después, escuchó que había sido
este un antiguo "santuario de los más famosos de los gentiles".
Hacia el Formativo Superior, se desarrollan diversas
expresiones culturales regionales, con fuerte influencia de Chavín. En la costa
sur surge el pueblo agricultor y pescador de Paracas,
cuyos bordados
multicolores son
algunos de los objetos de arte más preciados del antiguo Perú. En el altiplano del Titicaca,
la Cultura Pucará implementa exitosamente un sistema de
cultivo de campos elevados rodeados de agua (camellones o waru waru) que permitía la
agricultura en las frías planicies alto andinas.
En el final de este período, hacia el 400 y
200 a.C., la presión de las poblaciones vecinas, que se filtraron desde la
periferia, provocó el abandono de los templos y de varios centros regionales
menores.
Culturas Regionales
Hacia el 200 a.C. la civilización andina
había evolucionado a formas políticas más complejas. La agricultura se hizo
extensiva, construyéndose grandes irrigaciones sobre los desiertos de la costa
norte y central e ingeniosos acueductos subterráneos en la costa sur. Las
sociedades Moche, Nazca, Recuay,Cajamarca, Vicus, Lima y Tiahuanaco (esta con capital en un gran centro
ceremonial del mismo nombre en
el norte de Bolivia) son las más conocidas y exitosas de este período. La
mayoría de ellas parece haber estado regida por sofisticadas élites guerreras
que alentaban la producción de objetos de arte de gran calidad, que son
considerados algunas de las obras más importantes del arte americano precolombino (especialmente la alfarería moche,
nazca y recuay; el tejido nazca, la joyería moche, el arte lítico
tiahuanacota).
·
La cultura moche se desarrolló entre 200 a 700 d.C., en
el valle de Moche, y se expandió por los valles del norte del Perú. Fue una
sociedad clasista en la que los sacerdotes ejercían un rol importante. En 1987
se descubrió la fastuosa tumba del Señor de Sipán, un gobernante moche del siglo
IV d.C., en el valle de Lambayeque. La cerámica moche, escultórica y realista,
es considerada como una de las mejores de las culturas precolombinas,
destacando los llamados huacos retratos, en los que expresaron los diversos
estados de ánimo de una persona. En cuanto a la arquitectura, destacan sus
pirámides de adobe conocidas como las Huacas del Sol y de la Luna. Resalta
también su orfebrería, de avanzada técnica, como se denota en la joyería
desenterrada del Señor de Sipán.
·
La cultura nazca se desarrolló básicamente en los
valles del actual departamento de Ica, alrededor del siglo I y entró en decadencia en el siglo VII.
Su centro estaba ubicado en Cahuachi.
Es de destacar su cerámica
policromada, decorada con figuras de hombres, animales, plantas,
etc., así como su arte textil. Pero lo más impresionante de esta civilización
es su red de acueductos, que constituye una verdadera hazaña de su ingeniería
hidráulica, así como los trazos gigantescos efectuados en las Pampas de Nazca,
conocidos como Líneas de Nazca, cuyo fin aún se discute.
·
La cultura
recuay se desarrolló
en la sierra del actual departamento de Áncash, entre los años 200 d.C. a 600 d.C.
Su expresión cultural más llamativa es su litoescultura, destacando los
célebres monolitos Recuay, bloques de piedra de forma casi cilíndrica,
esculpidos aparentemente para representar a guerreros de rango elevado. Su
cerámica representativa la conforman los pacchas,
cántaros ceremoniales con la particularidad de ostentar un caño por donde era
vertido el líquido del recipiente.
·
La cultura
cajamarca tuvo su
centro cerca de la actual ciudad de Cajamarca, en la sierra norte del Perú,
desarrollándose entre los años 200 a 800 d. C. Tuvo características peculiares,
destacando en textilería, metalurgia y cerámica; esta última es muy original y
sofisticada. Su ceramio típico es un vaso trípode o con tres patas. Los
cajamarcas solían enterrar a sus difuntos en nichos excavados en la roca,
conocidos generalmente como “ventanillas”, como las de Otuzco.
·
La cultura vicús,
se desarrolló en el actual departamento de Piura, al norte del Perú,
entre los años 300 a.C. y 500 d.C. Destacaron en metalurgia y orfebrería,
llegando a dominar diversas técnicas para fundir y trabajar los metales, como
el uso de moldes, el dorado de metales, soldadura, aleación, laminado, recorte
y amalgama. Trabajaron especialmente el cobre, el oro y el cobre dorado. Su
cerámica se caracteriza por su aspecto macizo y rústico, así como su tendencia
realista y naturalista.
·
La cultura lima se desarrolló en los valles de
Chillón, Rímac y Lurín, en el actual departamento de Lima, entre los años 100 y
700 d.C. Sus principales centros fueron Maranga (la
ciudad de adobitos), la Huaca
Pucllana y el
santuario de Pachacámac (primera fase); y en su fase final, Cajamarquilla.
Su arquitectura se destaca por el uso de pequeños ladrillos de adobes, así como de tapiales,
a base de los cuales construyeron elevadas pirámides. Para ampliar el terreno agrícola, los
lima realizaron en el valle del Rímac obras monumentales de ingeniería hidráulica,
cuyos restos se pueden ver hoy día en el río Surco y el canal de Huatica. Su
cerámica se divide cronológicamente en dos estilos: el estilo interlocking o Playa Grande, caracterizado por su
decoración en forma de pez o serpiente entrelazadas; y el estilo Maranga, con
su fase final Nievería,
que se caracteriza por estar modelada en diversas formas, con fino acabado y
elegante decoración.
·
La cultura tiahuanaco se desarrolló en el altiplano o meseta del
Collao, entre los actuales países de Perú, Bolivia y Chile. Su
centro estuvo en Tiahuanaco o Tiwanaku (al sur de la actual ciudad
de La Paz y cerca al lago Titicaca),
que se constituyó en un importante centro religioso y urbano, hacia donde iban
en peregrinación multitudes de personas. Destacan allí imponentes
construcciones arquitectónicas, como la pirámide de Akapana, el Puma Punku, Kalasasaya,
el templete semisubterraneo, entre otros. Ejemplos de su litoescultura son los
monolitos Bennett y Ponce,
y especialmente, la Portada de Sol, con la imagen del dios de
los báculos, después llamado Viracocha. La técnica arquitectónica tiahuanaco
sería aprovechada posteriormente por los incas. Esta cultura,
inexplicablemente, colapsó hacia el año 1100 d.C.
El Imperio Huari
Diversos trastornos climáticos (sequías del
siglo VI y fenómenos del Niño fuertes en el siglo VII) afectaron
negativamente a las culturas costeñas. Parece ser que las culturas serranas se
adaptaron mejor a la nueva situación porque las de la costa iniciaron cierta
decadencia. El Estado Tiahuanaco alcanza una enorme influencia por todo el sur
peruano, el norte chileno y buena parte de Bolivia. En la sierra sur peruana,
la cultura huarpa de
Ayacucho se vio fuertemente influenciada tanto por el esplendor de las
creencias y rituales de Tiahuanaco como por el intercambio comercial con los
nazca de la costa, hasta generar un proceso cultural original, desarrollando un
tipo de urbanismo desconocido hasta entonces en los
Andes. Pronto los ayacuchanos hicieron de la ciudad de Huari su centro, dotándola de grandes
templos, calles ortogonales y sistemas de canales de agua dentro de la ciudad.
Los huari, aprovechando las laderas de los cerros, iniciaron un
tipo de agricultura de bancales o andenes en
las montañas a una escala nunca antes vista. Así generaron los excedentes
económicos suficientes para emprender la expansión de sus dominios y cultura.
La cultura Huari se expandió entre el 600 y el 900 d.C. hasta Cajamarca y Lambayeque por el norte y hasta la frontera con Tiahuanaco (a la altura de Sicuani y Moquegua) por el sur, construyendo redes de caminos y popularizando sus formas de gobierno y su estilo de ciudad. Muchos consideran por ello a Huari como el primer imperio andino. Como huella de este proceso está la difusión de la iconografía propia del sur, en particular de los diseños de inspiración Tiahuanaco. Importantes centros huaris en territorio panandino fueron: Wiracochapampa (La Libertad), Pachacámac (Lima), Huilcahuaín (Callejón de Huaylas, Áncash), Huarihuilca (Junín), Piquillacta (Cuzco), Cerro Baúl (Moquegua), Castillo de Huarmey (costa de Áncash).
La cultura Huari se expandió entre el 600 y el 900 d.C. hasta Cajamarca y Lambayeque por el norte y hasta la frontera con Tiahuanaco (a la altura de Sicuani y Moquegua) por el sur, construyendo redes de caminos y popularizando sus formas de gobierno y su estilo de ciudad. Muchos consideran por ello a Huari como el primer imperio andino. Como huella de este proceso está la difusión de la iconografía propia del sur, en particular de los diseños de inspiración Tiahuanaco. Importantes centros huaris en territorio panandino fueron: Wiracochapampa (La Libertad), Pachacámac (Lima), Huilcahuaín (Callejón de Huaylas, Áncash), Huarihuilca (Junín), Piquillacta (Cuzco), Cerro Baúl (Moquegua), Castillo de Huarmey (costa de Áncash).
Hacia el 900 d.C. empezó la decadencia de
Huari, por razones que nos son desconocidas. Las diferentes regiones del
imperio se fueron independizando del poder de la capital y finalmente esta
quedó abandonada y acabó siendo saqueada. Luego de desaparecer el poder
imperial las grandes ciudades fueron abandonadas y en muchas regiones se
regresó a la vida basada en aldeas poco desarrolladas. Otras regiones, sin
embargo, se embarcaron en un nuevo florecimiento regional fundándose de esta
manera los reinos y señoríos del periodo Intermedio Tardío tales como Lambayeque, Chimú, Chancay,
el señorío Ichma, el señorío chincha o el proto señorío Inca. Sin
embargo, los enfrentamientos entre estos señoríos no acabaron y la formación de
ejércitos, batallas e intentos de conquista continuarían siglos después.
La ciudad sagrada de Pachacámac, un gran centro de peregrinación de
la costa central, que con los huari había alcanzado gran esplendor, tras la
decadencia de estos se alzó como centro del señorío Ichma (Lima).
Estados Regionales Tardíos
Tras la caída de Huari, el espacio político
en el antiguo Perú se recompuso y surgieron una serie de estados y señoríos
independientes.
En la costa norte, florecieron las culturas lambayeque y chimú, que se disputaron la hegemonía de la región. Los chimús
se impusieron, creando un poderoso reino que se expandió hasta Tumbes por el
norte y Huarmey por el sur. En la costa central, florecieron los señoríos chancay e ichma. Este último fue protector del célebre santuario de
Pachacámac, en el valle del Rímac. En la costa sur, el señorío chincha se
constituyó en un poderoso estado que se expandió por los valles del
departamento de Ica, llegando incluso más al sur; asimismo, contó con una
numerosa flota de balsas con la que comerció a lo largo de la costa del
Pacífico.
El altiplano del Titicaca, luego de la caída
de Tiahuanaco (hacia 1100 d.C.), vio el surgimiento de los reinos aymaras, como
los collas y los lupaca,
cuyas economías estaban dominadas por la ganadería de camélidos sudamericanos. En la sierra nororiental,
florecieron los chachapoyas. En la
sierra central y sur, el vacío creado por la desaparición de Huari fue llenado
por una serie de federaciones de ayllus o clanes macro familiares cuya
economía, completamente agraria, tenía fuertes tintes militares y estaba
marcadas relaciones rituales. Entre estos pueblos estaban los huancas,
los pocras,
los chancas y los quechuas del Cuzco. Estos últimos
fundaron el Curacazgo Inca.
·
La cultura chimú,
surgió entre los valles de Chicama, Moche y Virú, en el actual departamento de
La Libertad. Herederos de la cultura moche, hacia el año 1200 construyeron una
ciudad que llegaría a ser la más grande del subcontinente: Chan Chan,
cerca de la actual ciudad de Trujillo. La dinastía de Tacaynamo,
que los gobernaba, emprendió pronto la conquista de los valles cercanos. Hacia
1450 el Reino Chimú había
alcanzado su máxima expansión, llegando sus fronteras hasta Ecuador por el
norte y hasta el valle de Pativilca en la costa central. Los chimús destacaron
en metalurgia, trabajando el oro con la técnica del moldeado de piezas,
logrando trabajos de extraordinario arte y belleza.
·
La cultura
chancay se desarrolló
en los valles de Chancay y Chillón del departamento de Lima. Se destacó por su
arte textil, tanto por la variedad de productos utilizados como por su temática
y color. En particular, es de resaltar sus gasas, hiladas con gran habilidad y
alta calidad artística. Su cerámica representativa lo constituyen los llamados cuchimilcos, que son cántaros
de forma ovoide con rostros humanos.
·
El cultura ichma,
tuvo su centro en los valles de Lurín y Rímac (Lima), siendo su principal
centro ceremonial Pachacámac, donde se
elevaba un templo en honor a la deidad del
mismo nombre. Otros centros importantes de esta cultura fueron Armatambo, Maranga (la
ciudad de tapia) y Mateo Salado, todos
en el valle del Rímac, donde elevaron pirámides de tapiales, con rampas de
acceso. Continuadores de la
cultura lima, los ichma aprovecharon y mejoraron la excelente red de canales o
acequias que heredaron.
·
La cultura
chincha se desarrolló
en los valles del departamento de Ica, teniendo su capital en Chincha.
Los chincha crearon un nuevo estado sustentado en el comercio de caravanas de
llamas y balsas que navegaban la costa del Perú y Ecuador. Su importancia se
mantuvo hasta la época incaica y se sabe que durante la captura del inca Atahualpa
en Cajamarca por los españoles, el señor de Chincha se hallaba presente con su
propio séquito, acompañando al inca, a quien rivalizaba en suntuosidad. En 1545, el cronista Pedro Cieza de León escribió que «cuando el marqués Don Francisco
Pizarro (...)
descubrió la costa de este reino [Perú] por toda ella le decían que fuese a Chincha, que era la mayor (provincia) y [lo] mejor de todo».
·
La cultura chachapoyas se desarrolló en la cuenca del río Utcubamba,
en el departamento de Amazonas. Los chachapoyas, llamados los pueblos de las nubes,
construyeron grandes ciudades de piedra de estructura circular (como Gran Pajatén y Kuélap).
Rasgo distintivo de esta cultura fue el entierro de sus personajes en mausoleos
excavados en paredes rocosas de barrancos, como los hallados en Revash, así como el uso de sarcófagos
antropomorfos de gran tamaño, como los hallados en Carajía. Entre los investigadores de esta
cultura destaca Federico Kauffmann Doig.
·
Los huancas fueron un numeroso grupo étnico que
formaron un estado en el valle del Mantaro, en las provincias de Jauja,
Concepción y Huancayo del actual departamento de Junín. Su capital fue
probablemente Tunanmarca.
Fue un pueblo guerrero, cuya economía se apoyaba en la agricultura en valles y
quebradas, y en la ganadería de camélidos en las tierras altas o punas. Se
transformó en uno de los más poderosos señoríos de los andes centrales, pero
sucumbió ante la invasión de los incas.
·
Los
reinos aimaras se formaron en el altiplano del
Titicaca al desaparecer el estado tiahuanaco, desarrollándose entre los siglos
X y XV. Se trata de los lupacas, pacajes, collas, collaguas,
omasuyos, canas, canchis y ubinas. Se expandieron hasta Arequipa y Antofagasta
por el occidente y las selvas bolivianas y el noroeste argentino por el oriente.
Su legua común era el aimara o jaqi
aru. Su economía se basada en la ganadería de camélidos sudamericanos (llama y alpaca) y en la agricultura
de variados productos en distintos pisos ecológicos. Rasgo distintivo de su
cultura fueron sus torres sepulcrales o chullpas.
·
Los chancas,
formaban un grupo étnico que tuvo su centro en Andahuaylas,
en el actual departamento de Apurímac. Fueron feroces guerreros que vivían
agrupados en aldeas y se dedicaban a la agricultura, el pastoreo de camélidos y
la caza de vicuñas. Se asociaron con varias tribus, con las que formaron una
temible confederación. Se expandieron hacia Ayacucho y Huancavelica e
intentaron conquistar el estado cusqueño, sufriendo una derrota aplastante a
manos de los incas en 1438, hecho que marcó el inicio de la época imperial
incaica.
El Imperio incaico: Tahuantinsuyo
La civilización inca o incaica, pináculo de
la civilización andina, floreció entre los siglos XV y XVI. El
término «inca», que originalmente significaba «jefe» o «señor» y que era el
título dado al monarca (Sapa Inca) y a los nobles de sangre imperial,
acabó por designar globalmente al pueblo o etnia que forjó esta gran
civilización.
Los incas extendieron su área de dominio en
la región andina abarcando grandes porciones territoriales de las actuales
repúblicas de Perú, Bolivia y Ecuador,
así como partes de Argentina, Chile y Colombia.
Tomaron de los diversos pueblos o naciones anexados (unos 200) muchas
expresiones culturales y la adaptaron a su realidad estatal, difundiéndolos en
todo el territorio de su imperio y dándoles un sentido de unidad
cultural. Todo ello pudieron lograrlo gracias a una acertada organización
política y administrativa.
La historia de la formación del Imperio Inca
ha sido reconstruida con dificultad, ya que los pueblos andinos carecían de una
escritura propiamente dicha. Los cronistas españoles recogieron noticias
histórico-legendarias, de boca de algunos nobles incas.
Civilización incaica
La organización política incaica fue una de
las más avanzadas de la América precolombina. Tuvo una monarquía absoluta y
teocrática. El Sapa Inca o simplemente, el Inca, era el máximo
gobernante, uniéndose en su persona el poder político y el poder religioso. El
imperio adoptó el nombre de Tahuantinsuyo, es decir, los cuatro suyos o
regiones, concordantes con los cuatro puntos cardinales.
La base de la organización social del Imperio
incaico estuvo en el Ayllu, que puede definirse
como el conjunto de descendientes de un antepasado común, real o
supuesto que trabajan la tierra en forma colectiva y con un espíritu solidario.
En el Imperio todo se hacía por ayllus: el trabajo comunal de las tierras
(tanto las del pueblo mismo como las del Estado); las grandes obras públicas (caminos,
puentes, templos); el servicio militar y otras actividades.
La propiedad de la tierra y el trabajo en el
Imperio incaico se desenvolvió en base del sentido comunitario o interés
colectivo. Las tierras eran repartidas por el Estado (se dividían en tierras
del Sol, tierras del Inca y tierras del pueblo). El trabajo era obligatorio.
Existió un amplio sentido de cooperación y ayuda mutua: se trabajaba en la
comunidad o ayllu (ayni); en
las tierras del Inca y del Sol (minka);
y cuando lo requería el estado, en obras públicas, en las minas, en las
plantaciones de coca, etc. (mita).
Existía el sentido de reciprocidad, según el cual, el hombre o la mujer
“debían” al Estado una parte de su trabajo que entregaban cuando les era
requerido. Por su parte, el Estado “debía” recíprocamente a cada productor una
serie de beneficios que iban desde la protección y los servicios públicos,
hasta los regalos y concesiones especiales.
La sociedad estuvo organizada a base de
clases sociales. Existían dos clases muy diferenciadas: la Nobleza y el Pueblo.
En cada una de estas clases había diversos niveles. La nobleza se dividía en
nobleza de sangre (la familia del inca, conformada por el auqui o el príncipe heredero, la coya u esposa del Inca, entre otros) y
nobleza de privilegio (integrada por gente recompensada por sus meritorios
servicios, ya fuesen militares o de otra índole). El pueblo estaba integrado
por los hatunrunas (la gran masa de campesinos), los mitmaqkunas o mitimaes (grupos étnicos trasladados
de un lugar a otro, según conveniencia del Estado) y los yanacunas o yanaconas (personas asignadas a
tareas especiales, como el servicio doméstico).
La economía inca se basó en la agricultura que desarrollaron mediante técnicas
avanzadas, como las terrazas de cultivo llamados andenes para
aprovechar las laderas de los cerros, así como sistemas de riego heredados de
las culturas preincas. Los incas cultivaron maíz, yuca, papa, frijoles,
algodón, tabaco, coca, etc. Las tierras eran propiedad comunal y se trabajaban
en forma colectiva. Desarrollaron también una ganadería de camélidos sudamericanos (llama y alpaca).
Por los excelentes caminos incas (Cápac Ñan)
transitaban todo tipo de mercancías desde pescado y conchas del Pacífico hasta
sal y artesanías del interior.
La arquitectura se cuenta entre las
expresiones artísticas más impresionantes de esta civilización incaica.
Destacan templos como los de Sacsayhuamán (mal llamada fortaleza) y Coricancha,
los palacios de los Incas en el Cusco y los complejos estratégicamente
emplazados, como Machu Picchu, Ollantaytambo y Písac.
La ciudadela de Machu Picchu,
considerada una de las siete maravillas del mundo, fue descubierta
científicamente en 1911 por el estadounidense Hiram Bingham.
Está ubicada a casi 2400 metros de altura, en la provincia de Urubamba,
departamento del Cusco, en pleno Andes Amazónicos. Se trata de un conjunto de
palacios, torreones militares (sunturhuasis) y miradores, que se elevan
entre los picachos Machu Picchu (cumbre vieja) y Huayna Pichu (cumbre joven).
Es sin duda una de las realizaciones más impresionantes de la ingeniería a
nivel mundial. Pocas obras como esta muestran tanta armonía con el entorno
natural. Fue construido, según todas las probabilidades, en el reinado de
Pachacútec, en el siglo XV. Actualmente es uno de los sitios arqueológicos más
importantes del mundo y el principal destino turístico del Perú.
Otro ejemplo notable de la ingeniería incaica
es el Cápac Ñan o Camino Principal, de una longitud
estimada de 6.000 km y que servía de enlace a una red articulada de caminos e
infraestructuras construidas a lo largo de dos milenios de culturas
andinas precedentes a los incas. Todo este conjunto de caminos, de más de
20 000 km, vinculaba diversos centros productivos, administrativos y
ceremoniales, teniendo como centro a la ciudad del Cuzco, donde, como la Roma
antigua, todos los caminos confluían.
El arte textil incaico se caracteriza por sus
tejidos con diseños geométricos o tocapus y por la fineza de su técnica.
Destacaron también sus tapices y sus mantos de plumas.
La cerámica incaica tiene dos formas típicas:
el aríbalo (cántaro)
y el quero (vaso), aunque este último existió
desde la época huari y era confeccionado también en madera y metal.
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